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18 Por eso, ¡escuchad, naciones!
    ¡Sepa la congregación lo que le espera!
19 Escucha, tierra:
Traigo sobre este pueblo una desgracia,
    fruto de sus maquinaciones,
porque no prestaron atención a mis palabras,
    sino que rechazaron mi enseñanza.
20 ¿De qué me sirve este incienso que llega de Sabá,
    o la caña dulce de un país lejano?
Vuestros holocaustos no me gustan;
    vuestros sacrificios no me agradan».

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